jueves, 31 de julio de 2008

Relaciones públicas y política

Ahora que entramos en plena campaña política, me llama la atención la poca importancia que los partidos prestan a las relaciones públicas como herramienta de comunicación. Visto desde afuera, las estrategias de comunicación de los partidos se limitan a tres cosas: eventos multitudinarios a los que asisten (¿todavía asisten?) los seguidores incondicionales; anuncios (mayormente de tono negativo) en radio, prensa y televisión; y conferencias de prensa para atacar lo que dijo el partido contrario el día anterior, a través de cualquier medio.

El problema, al parecer, tiene su raíz en el hecho de que son pocos los relacionistas que hay, en primer plano, dentro del equipo estratégico de cada partido. Tradicionalmente, la estrategia de comunicación ha caído bajo la égida de nuestros compañeros publicistas quienes, ciertamente manejan bien su disciplina, pero ven al elector puertorriqueño como un "mercado" homogéneo y, a sus políticos, como productos empacados para consumo rápido. Los demás "asesores" son abogados, o ex políticos, o ambas cosas. Hace falta, definitivamente, una mayor diversidad de enfoques en la mesa donde se traza la estrategia.

¿Habrá un político o estratega de comunicación política que identifique "públicos" con necesidades específicas, y que no vea al elector como un bloque monolítico? Quien escuche las propuestas de muchos de los políticos puertorriqueños podría creer que aún vivimos en los tiempos del libro de español de escuela elemental "Del campo al pueblo", donde "Pepín"y "Rosa" vivían plácidamente en una casa de urbanización con "Mota".

En el tintero se quedan las propuestas para resolver los verdaderos problemas del país: una economía estancada sin perspectivas de progreso, una criminalidad rampante con muertos que suman por los miles, un pesimismo general que nos empuja hacia la indiferencia, la enajenación o al aeropuerto.

¿Hay propuestas para los ancianos del país, que viven en la soledad, sin medios adecuados de transportación ni alternativas de entretenimiento? ¿Hay ideas para apoyar a las mujeres trabajadoras y profesionales que hacen malabares para levantar sus familias ante la ausencia escandalosa de centro de cuidado diurno? ¿Qué proponen para los estudiantes universitarios, los habitantes de las zonas rurales, de las ciudades, para los artistas, los maestros? ¿Han contemplado ampliar los espacios de visibilidad y liderazgo para nuestros compatriotas negros, u otorgar derechos a la comunidad gay?

¿Se hacen reuniones o grupos focales con públicos específicos para ver qué piensan? ¿Se desarrollan propuestas de salud, educación, cultura y desarrollo económico pensando en las necesidades de cada "público"? Siendo Puerto Rico el “cliente” de estos políticos, ¿le ha presentado alguno al país un “plan estratégico” de lo que debe ser nuestra isla en 5, 10 ó 30 años?

No sé cómo se sienten ustedes con las campañas que se han llevado hasta ahora pero, aparte de las utópicas reformas contributivas que nos llevan prometiendo hace más de 12 años, no he visto nada que me llame suficiente la atención como para sustituir la playa por la caseta electoral el próximo 4 de noviembre. Espero que durante los próximos meses ocurra algo que me haga cambiar de opinión.

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