sábado, 5 de julio de 2008

Construcción, ambiente y comunicación

Ayer, mientras miles de puertorriqueños celebraban el 4 de julio en las playas de la Isla, un grupo comunitario decidió llamar la atención de los medios para defender la suya: Playa Fortuna. Entrevistados por Yolanda Vélez Arcelay en el noticiario de las 6:00 p.m. de Univisión Puerto Rico, los vecinos se quejaban de un permiso que dio la Administración de Reglamentos y Permisos (ARPE) para construir un complejo de apartamentos justo a la orilla de la playa.

Eventos como éste se repiten cada semana en diferentes comunidades de la Isla. La controversia de Paseo Caribe, por ejemplo, lleva ya varios meses ocupando la atención de los medios del país. No cabe duda que el desarrollo de proyectos de condominios, hoteles y apartamentos se ha tornado en un asunto extremadamente controvertible, en el cual se hace imperativo un acercamiento a las comunidades con un enfoque de respeto y sensibilidad. Sin embargo, muchos desarrolladores no han captado el mensaje.

El periodista Obed Betancourt publicó un artículo en el diario “El Vocero” sobre el tema “¿Ambientalistas o activistas políticos?” el 1 de julio de 2008 en el que escribió lo siguiente sobre una fuente anónima vinculada al desarrollo hotelero:

Para esta fuente, la participación del gobierno bolivariano venezolano en Puerto Rico es un hecho, aunque no proveyó evidencia al respecto. Pero adelantó que en algún momento las comunidades marginadas del país puede ser "evangelizadas" con los petrodólares bolivarianos. "¿Y qué van a preguntar entonces, fue el movimiento bolivariano o el Tío Sam quien los ayudó?", especuló. Este aseguró que precisamente Alberto "Tito Kayak" de Jesús tiene contactos con un hermano de un funcionario venezolano y tiene en agenda viajes pendientes a Venezuela en diciembre y otros contactos gubernamentales de ese país, "que se ha declarado abiertamente contra Estados Unidos".

En el mismo artículo, otro desarrollador comenta:

"...la agenda política, es desconocida para el pueblo, pero sí es tomada en consideración por los inversionistas, y hasta los locales están dejando de invertir aquí, imagínate los de afuera", señaló la fuente. "Lo peor de todo es que esta agenda está funcionando", se lamentó, "y en el sector privado sentimos que se nos trata como si fuéramos traficantes de drogas y no personas que generamos economía, empleos", aseguró.

Ciertamente, entiendo la frustración de cualquier empresario o desarrollador que vea sus permisos revocados por el Gobierno una vez los ha obtenido de buena lid. El Gobierno tiene la responsabilidad de atender el reclamo de los empresarios para dar credibilidad a los procesos y facilitar el desarrollo económico de Puerto Rico.

Por otro lado, espero que las opiniones expresadas en El Vocero por las dos fuentes anónimas no representen el sentir de todos los desarrolladores de Puerto Rico. Analizar el activismo ambiental en la isla a la luz de una retórica de la Guerra Fría, solamente conducirá a los desarrolladores de proyectos de construcción a mayores fracasos. El tema es complejo y requiere un análisis mucho más profundo y ecuánime.

En un futuro artículo analizaremos las razones que han dado paso al ambientalismo en Puerto Rico. Por el momento, les ofrezco a los desarrolladores algunas recomendaciones para que puedan lograr el éxito de sus proyectos:
  • Integre la comunicación desde el principio. No podemos negar que, por muchísimas razones, los desarrolladores se enfrentan a una opinión pública vigilante, recelosa y, en ocasiones, hasta hostil. Por eso es cada vez más imperativo que los desarrolladores tomen en cuenta el análisis de la opinión pública y el desarrollo de estrategias de comunicación en todas las fases de sus proyectos: el diseño, los permisos y la construcción.
  • Evite los prejuicios. Si entramos al proceso de comunicación pensando que todos los ambientalistas son unos “locos”, “fanáticos”, “izquierdistas” estamos abocados al fracaso. Entre al proceso de buena fe y vaya juzgando a las personas según las conoce.
  • Analice objetivamente su proyecto. ¿Qué aporta a la comunidad: una alternativa de entretenimiento, empleos permanentes, un conjunto arquitectónico estético que mejora la ciudad? ¿O es una mole de cemento más que lo único que hará será aumentar los tapones y derribar árboles?
  • Vaya más allá de los permisos. No fundamente su estrategia de comunicación en el argumento de que “mi proyecto cumple con todos permisos.” El Gobierno, lamentablemente, no goza de credibilidad ante el pueblo en lo que se refiere al cumplimiento de leyes ambientales, pues en múltiples ocasiones ha hallado culpable de violarlas. La Autoridad de Energía Eléctrica, por ejemplo, tuvo que pagar $7 millones al gobierno federal por violar leyes ambientales, luego de un litigio de varios años con la líder comunitaria Rosa Hilda Ramos y su organización, Ciudadanos Unidos Contra la Contaminación. Concéntrese en los méritos de su proyecto.
  • Póngase en el lugar del otro. ¿Le gustaría ser vecino del proyecto que está construyendo? ¿Va a causar más tráfico y tapones en el vecindario? ¿Impide el acceso de los ciudadanos a áreas que antes eran públicas, como playas, por ejemplo? De ser así, ¿qué puedo hacer como desarrollador para mitigar este impacto y qué puedo ofrecer a la comunidad como compensación – un parque pasivo, un espacio verde, etc.?


Puerto Rico necesita desarrolladores que sean sensibles a las realidades geográficas y ambientales de la Isla, y líderes comunitarios que contribuyan a proteger y mejorar nuestro entorno desde perspectivas conciliatorias y realistas. Es tiempo de tratar de superar la brecha.

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