viernes, 18 de julio de 2014

El Mundial en el que no jugamos


Para ser un deporte con pocos seguidores en Puerto Rico, la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014 se convirtió en el entretenimiento del verano. Grupos de fanáticos se reunían en casas, barras, restaurantes y lugares al aire libre para ver los juegos durante los fines de semana. En las oficinas y lugares de trabajo, buscábamos cualquier lugar donde hubiera un televisor o nos conectábamos a la Internet.

¿Por qué la fiebre? Estábamos buscando un escape de las noticias sobre las degradaciones de las casas acreditadoras, las ejecuciones hipotecarias y el desempleo. Por un mes, el "lleva y trae" de los políticos pasó a un segundo plano y, de repente nos convertimos en "expertos" de un deporte que te deja al borde del asiento y, que contrario a los norteamericanos, solo presenta comerciales a mitad de tiempo.


El Mundial reafirmó nuestro espíritu latinoamericano: íbamos a México, luego a Costa Rica (¡qué monstruo de portero es Navas!), después a Colombia (¡dale James!). Sufrimos la "pela" que Alemania le dio a Brasil y, en la final, aguantamos el aliento con la esperanza de que la Copa se quedara en América y que el triunfador fuera el equipo de Argentina.

¿Qué impacto tendrá el Mundial en Puerto Rico? En primer lugar, motivó a muchos a buscar información para aprender más sobre el deporte, preguntando a los que sí saben o navegando la Internet. En segundo lugar, estoy seguro que cuando nos enteremos de torneos locales, seremos muchos más los que nos sentiremos inclinados a apoyar a nuestros equipos. Otra consecuencia positiva es que más niños y jóvenes se interesarán por el deporte, aumentando su popularidad en Puerto Rico.
 
Viendo el Mundial, aprendí varias lecciones que son aplicables a mi vida personal y profesional:
 
  • No tengo que ser "experto" para disfrutar algo; puedo aprender en el proceso.
  • Hay que jugar en equipo.
  • Hay que tener una estrategia.
  • Hay que respetar al equipo contrario.
  • Hay que anticipar la estrategia del contrario.
  • No se puede perder el foco.
  • Hay que conservar la energía hasta el final.
  • Nunca se puede perder la esperanza del triunfo.
 
Espero que el fútbol florezca aún más en Puerto Rico y que, como sociedad, podamos aplicar muchas de estas lecciones a nuestras vidas.